Yo sigo dale-que-te-pego con Internet. Y es que nos guste o no, estamos condenados a entendernos con él ¡pero nada de negatividad! que si lo gestionamos un poco bien, en realidad se trata de una “dulce condena”, como dirían Los Rodriguez. La cuestión es que la tecnología ha llegado a nuestra vida tan deprisa y nos ha creado tantas necesidades en tan poco tiempo que muchas veces no lo estamos haciendo bien. Las prisas no son buenas para nada.
Es verdad que estar en la red es importante (incluso, imprescindible), tanto como tener una tarjeta profesional, pero no a cualquier precio. No vale cualquier web. Si nuestra web va a perjudicarnos, mejor que valoremos no tener web… de momento. Una web tiene que ser buena – y por buena no me refiero a bonita, sino a útil y beneficiosa para nuestros intereses.
¿Qué tiene que tener una web para que sea buena? La verdad es que querer exponer verdades absolutas sobre lo que se debe hacer, o no, siempre es complicado pero, desde mi experiencia, hay algunas cuestiones que hemos de tener en cuenta:
1 .- Internet es el reino de la inmediatez. El que usa Internet quiere hacerlo de forma rápida. Por ello es importante que nuestra web se cargue en menos de 5 segundos ¿Os parece una exageración? Hagamos la prueba: pinchad en una web (mentalmente) e imaginad que tarda en abrirse 9 segundos (cronometradlos de verdad ¡No hagáis trampa!) ¿De verdad os ha parecido poca espera? ¡Seguro que ya no! Lo que en la vida real es un instante, en Internet parece una eternidad. Una web debe ser accesible casi al segundo… porque si tarda demasiado en cargarse, nos arriesgamos a que nuestro visitante, eche marcha atrás y se vaya sin haber visto ni la página de inicio.
Hay webs que por su contenido son muy pesadas para cargarse con rapidez (por ejemplo, webs con mucho diseño, con catálogo o álbumes, etc). Como “parche” se suele crear un Intro, generalmente en flash, que entretiene mientras se carga la información de la web (pero ¡ojo! que esto solo entretiene la primera vez que se ve, luego cansa) o se diseña una página de inicio, distinta a la home de la propia web, donde un icono indican cuánto queda para que se cargue el sitio (un reloj de arena, una barra que se va completando, etc). La verdad es que a mi no me gusta demasiado ninguna de estas opciones, pero a veces no hay más remedio.
Obviamente hay soluciones técnicas para reducir al máximo los tiempos de carga pero para ello necesitaríamos un profesional que se ocupe de la creación y desarrollo de nuestra web… y la realidad es que no todo el mundo considera oportuno hacer la inversión. Cuestión aparte es si es acertado o no dicho “recorte”.
En cualquier caso, lo que nunca debemos permitir es que, durante el tiempo que la web se carga, la pantalla se quede en blanco -como si se hubiese bloqueado- porque propiciará que muchas visitas reboten.
2.- Precisamente por la necesidad de rapidez, también es importante que nuestra web sea funcional y sencilla para navegar por ella. Si nuestro visitantes se pierden al navegar por las distintas secciones (como yo me pierdo al intentar orientarte en muchos hospitales públicos), potenciaremos que abandonen nuestra web abruptamente.
Es importante que se incluya un “mapa web“ donde el visitante pueda ver, a golpe de vista, la estructura de nuestro sitio. El “mapa web” nos permite ubicarnos e ir directamente a la sección que nos interesa. No obstante, esto no da licencia para crear web complejas: las webs tienen que ser sencillas e intuitivas.
3.- La información tiene que ser accesible. Nuestros visitantes no deben tener que hacer más de tres “clicks” para llegar a la información que busca o les interesa. Si para acceder a la información de contacto, tiene que pinchar en “La empresa”, luego en “Nuestras delegaciones”, luego en “Donde Estamos” y luego en “contacto” ¡va a llegar a esta última sección sin fuerza para contactar con nosotros (incluso, lo mismo, un poquito “mosqueados”) ¿A vosotros que os parece?
La información más importante (quienes somos, qué hacemos, cómo contactar con nosotros y como navegar por nuestro sitio (mapa web) debería encontarse en un acceso directo. También es interesante que este accesible continuamente un botón o link para volver a la página de inicio.
4.- No hay una segunda oportunidad para dar una primera buena impresión; es mi mantra y no dejo de repetírmelo mil veces. La web tiene que ser atractiva. Puesto que la web será una de nuestras herramientas de marketing más importantes, hay que hacerla “con gusto”.
Está claro que si contamos con un diseñador para desarrollar nuestra web será fácil lograrlo pero, si vamos a desarrollarla nosotros mismo, no hemos de descuidar su presentación. Bajo ningún concepto vale una página en HTML, que se acerca más al teletexto de la tv (ochentero total) que al siglo XXI. En la actualidad hay múltiples plataformas de diseño web donde por un precio muy atractivo podemos comprar una templates (o plantillas): desde la muy publicitada 1 and 1 hasta wix, que es una de las que más me gustan en cuanto al diseño y la relación calidad/precio.
5.- El diseño de la web debe invitar a su lectura. Entrar en detalle sobre las cuestiones de diseño que afectan a la web es un tema muy complejo; no obstante, podemos resaltas algunas cuestiones:
Elegid con cuidado el tamaño y formato de la letra que se van a usar. Mejor letras por encima de 10pt y de tipo sans sheriff (redondas). También es importante usar un interlineado que no sea demasiado pequeño. Podéis ver más información sobre tipos de letras y sus usos en mi post «De tipos va la cosa».
Debemos buscar equilibrio entre el color de la letra y el fondo: es importante que hagan contraste entre ellos –mejor letra más oscura que el fondo-. Si por necesidades de diseño tiene que ser de otro modo, optad por textos muy breves, en tamaños de letra más grande.
Los colores de nuestra web no deben cansar en exceso la vista -como ocurre con el amarillo, el rojo y, en general, con los colores muy saturados-. Es importante usar el color corporativo de nuestra empresa –por ejemplo, el azul para telefónica- para afianzar la imagen de nuestra marca pero si es un color vibrante es mejor usarlos con mesura –para detalles puntuales, banners o cabeceras -.
Incluid imágenes que den valor añadido a nuestro proyecto y colocadlas de forma que equilibren el texto. Y muy importantes recordar a todos los “locos” de las “filigranas”, videos, flash y apps varios… el diseño tiene que estar al servicio del contenido ¡no al revés!
6.- La web debe satisfacer las necesidades de la empresa. ¿Esto qué quiere decir? Qué antes de ponernos “como locos” a elegir una plantilla o decidir la estructura de la web tenemos que ponernos a pensar qué necesitamos y cómo lo solucionamos o encauzamos.
¿Queremos obtener una base de datos de clientes potenciales? Podemos crear una newsletter u otro tipo de subscripción ¿Queremos descongestionar nuestra centralita y dpto. comercial? Tendremos que incluir en la web una sección de FAQ (o preguntas más habituales) ¿Necesitamos potenciar las ventas? Creamos un “carro de la compra” ¿ Necesitamos dar relevancia a nuestro producto? Hacemos accesible catálogos, muestras, álbumes, etc
Lo importante es tener claro – y en papel (las ideas siempre tienen que estar en papel para ser realistas) – qué necesitamos (requisitos imprescindibles), que nos gustaría tener (requisitos importantes) y que posibilidades futuras serían interesantes (requisitos valorables). Si vuestra web no satisface la primera cuestión y parte de la segunda, descartadla y volved a la fase de estudio.
7.- Es igualmente importante, antes de ponernos a desarrollar nuestra web, valorar los recursos económicos, técnicos y humanos de los que disponemos. Soñar está muy bien para marcarnos un horizonte hacia el que caminar… pero ahora toca poner los pies en el suelo y valorar qué, de todo lo que nos gustaría, podemos asumir. Puede que un boletín informativo sea la mejor solución para captar nuevos clientes pero ¿tenemos capacidad real para crear y mantener uno? Si no es así, hemos de valorar dejarlo en la lista de asuntos pendientes, antes que hacer un “chapuza” que hará más en nuestra contra que en nuestro favor.
8.- No escatimemos en servicios profesionales. Si queremos (o necesitamos) una web compleja, hemos de asumir que necesitaremos a un programador y un diseñador. Las plantillas no resuelven todas las necesidades. ¿Pondríamos como nutricionista en una clínica de adelgazamiento a una persona obesa? ¿no? ¡Claro! Porque la imagen de nuestro personal habla de nuestra empresa y la representa. Con la web, pasa lo mismo. Si no podemos asumir la inversión de desarrollar la web que tenemos en mente, habrá que considerar crear una web más sencilla que cubra tan solo las necesidades principales pero ¡nada de chapuzas!
9.- Es fundamental cumplir las cuestiones legales que afectan a la web, sobre todo lo que tiene que ver con derechos de imagen (royalties) de las ilustraciones , videos y fotografías que se van a usar -¡ojo a “robarlas” de google!-, contenidos fraudulentos o falsos y la ley de protección de datos que afecta a todas las personas de interactúan con tu web. No atender a estas cuestiones nos restará profesionalidad y nos puede traer no pocos problemas (y bastante caros, por cierto).
10.- La web tiene que estar continuamente actualizada. No vale con hacer una web y sentarnos a darnos palmaditas en la espalda. Debemos realizar revisiones regulares: estudiar nuestro ranking de visitas y conocer los hábitos de los visitantes (rebotes, tiempo de permanencia, páginas más visitadas, etc ) para proponer mejoras y mantener actualizado el contenido. google ofrece un servicio de analisis de nuestro web que le llama google Analytics, que es gratuito para webs con menos de 10 millones de visitas.
Me «chirrían» un montón las webs que tiene información obsoleta o cuya última noticia publicada es de hace ¡tres años! Una vez más, debemos conocer los recursos con los que contamos para la web y no crear secciones que no vayamos a ser capaces de dar uso de forma regular.
Además, es fundamental auditar regularmente las necesidades de nuestro negocio (dicha periodicidad dependerá del momento en el que esté la empresa) ya que estas irán cambiando con el paso del tiempo. Si las circunstancias cambias, las herramientas de comunicación y venta también deberán hacerlo… ¡y ello incluirá nuestra web! Si esta ya no es resolutiva, tendremos que ponernos de nuevo “manos a la obra”
¡Hasta la próxima semana!
Esther Morillas
Colaboradora de pymecom
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