En mi post de la semana pasada os comenté por encima que lo handmade se está poniendo de moda, pero no solo a nivel doméstico ¡también a nivel empresarial! No es raro encontarnos con empresas que por su tipo de actividad deciden producir una papelería artesana o hand-made.
Algunas de estas empresas «tantean» la producción hand-made en busca de abaratar costes, cosa no demasiado lógica porque por definición algo artesano, y por lo tanto personalizado, requiere más trabajo y manipulación que una producción mécanica y automatizada. Quien busque ahorrar dinero en lo hand-made es porque esté dispuesto a hacer él o ella mismo el trabajo… si lo va a encargar, ha de asumir que la mano de obra hay que pagarla.
Precismente son las pymes muy pequeñas y los autonómos los que cada vez optan por papelería artesana hecha por ellos mismos. Desde pymecom se asesora a muchas empresas a este respecto como forma de abaratar costes y, sobre todo, de dar a nuestras tarjetas esa imagen personalizada, única y de mimo que tan bien trasmite este tipo de papelería.
Una de las formas más habituales de papelería hand-made es el sellar con tinta. Obvimente tendremos que diseñar y comprar un sello de caucho con el que luego podamos sellar todas las hojas, tarjetas o sobres que necesitemos. No implica una gran inversión ni en dinero ni en tiempo, la producción es muy sencilla y el acabado es bastante uniforme.
En la línea de los sellos de tinta, están los sellos en seco y los lacres. Los sellos en seco es el marcado del papel, entre dos planchas rígidas, de forma que se imprime relieve. Lo recomendable es que los sellos en seco, si son manuales, incluyan diseños muy sencillos ya que la definición de los trazos es mucho menos clara (tienden a perderse) que los hendidos mecánicos (hechos por una máquina).
Los sellos en lacre también se pueden personalizar (y crear el diseño que se ajuste a nuestra empresa o actividad). Lo más crítico a la hora de trabajar con estos sellos es el pulso (que debe ser firme para obtener un grabado claro) y dejar secar correctamente el lacre. Además, es más caro pues la cera que se necesita para lacrar se gasta mucho más (y es más cara) que la tinta.
Otra opción muy sencilla para hacer papelería hand-made es dar color a los cantos de las tarjetas; para ello solo hay que hacer un taco de tarjetas, sujetarlas bien con cualquier tipo de fleje y pintar con pincel o spray los cantos.
También es otra buena elección, aunque implica algo más de inversión, añadir a la tarjetas detalles con wasitape o cinta adhesiva decorada, que aporta un toque de color y diseño a una tarjeta sencilla. El texto puede ir sellado, impreso o, si tenemos buen pulso y caligrafía, ir manuscrito por nosotros mismos.
Obviamente, podemos complicar la tarjeta todo lo que queramos siempre siendo conscientes del trabajo que ello supondrá cuando tengamos que trasladar el diseño, no a una única tarjeta, sino a doscientas cincuenta. Se puede troquelar (o perforar) la tarjeta o añadir otros detalles que ayuden a transmitir cuál es la fisolofía de nuestra empresa o a qué nos dedicamos. Por ejemplo, se pueden incluir flores secas si nos dedicamos al paisajismo o la decoración vegetal o cosidos si nos dedicamos al arreglo de ropa.
Al final de lo que se trata es que nos ayudemos de lo hand-made para acercarnos aún más a nuestros clientes, creando tarjetas únicas que además, si fuese posible, den fe de nuestro trabajo. Si somos una empresa de telas ¿Por qué no hacer tarjetas con retales?
… o si somos ilustradores, ¿porqué no dibujar nosotros mismos nuestras tarjetas?
Si vamos a dedicar tanto tiempo a hacer nuestra propias tarjetas, merece la pena emplear un tiempo extra a meditar qué es lo que mejor transmite la filosofia de nuestra empresa y nuestra marca. Y si os sentís un poco perdidos, no dudéis en pedir ayuda. Asesorarnos es la única forma de lograr el mejor resultado que esté a nuestro alcance. ¡Sobra decir, que para eso, quedo a vuestro total disponibilidad ;)!
Ah! Si os interesan el tema de las tarjetas originales, no os olvidéis de releer mi post «Tarjeta de visita ¿en papel o electrónica?»
Hasta pronto!
Esther Morillas
Colaboradora de pymecom
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